lunes, 6 de mayo de 2024

Perfecto

Habrá momentos en que los demás te juzguen. Es muy importante recordar que en realidad no te están viendo; están viendo lo que les falta ver en si mismos.

Cuando una persona se niega a sí misma, a menudo se proyectará en usted. Cuando sientas que esto está sucediendo... tómate un momento, sal de ti mismo y mira. Luego pide ver lo que ve el Universo. ¡Las imágenes serán muy diferentes!

Tú te conoces mejor que nadie. Conoces tu bondad, compasión, amor, alegría y dolores. Libera la necesidad de caer en la trampa de dejar que otros te definan. Eres tú y perfecto en tus imperfecciones.

~ Creador

martes, 30 de abril de 2024

Yo Soy


 Yo Soy El camino, la verdad y la vida, a travez de mi, llegaras al Padre

A través de Mi, mi significa Yo Soy

Nuestro amado Padre nos dijo su nombre en el arbusto ardiendo

Yo Soy

Nuestro ser verdadero, que llega al cuerpo humano y le da la vida, el aliento divino que es en la inspiración Yo, y la expiracion Soy

Ese es la puerta, la verdad y la vida

Jesús siempre nos dijo, que el no hacía nada, que el es un instrumento del padre que a través de él hacía sus obras, también nos dijo, y lo recuerdo claramente, que cada uno de nosotr@s somos igual que el y si podemos reconocerlo haremos las mismas obras que hizo el

El espíritu Santo habita en nuestro interior, solo necesita ser reconocido, amado y venerado en nuestro interior, es nuestra conciencia Cristica

Todos somos hijos de nuestro amado Padre, igual que nuestro hermano Jesus

Antes de reconocerlo somos como el hijo pródigo qué siendo hijos de Dios, andamos en la vida terrenal con ignorancia y obscuridad

La bendición de nuestro amado Padre y nuestra amada Madre nos está despertando y pronto todos podremos ascender a conciencia más elevada, la conciencia Cristica

O conciencia de Dios,  del Espiritu Santo

Dios está en todas partes, Yo soy es todo lo que hay

Si pones atención y escuchas, todo en la Creación canta el nombre de Dios

Nuestro aliento, el viento, las olas, etc, etc, etc

Que las bendiciones y el amor de nuestro amado padre bañen tu alma y te llenen de paz

La paz se siente cuando estás en casa feliz

Te amo


martes, 23 de abril de 2024

Habla Gaia Canalizado por Cristina Di Martino

 

Gaia me habla.

“Estoy enojada niña, por los hombres que no me Aman y tocan mi Esencia.
La Naturaleza es mi Esencia, y ellos ponen cosas que son como virus que activan y crean fuerzas que no son de mi, de mi Esencia.”

Cristina dice: “¿Que podemos hacer?”

“Ayudadme a sanar.
A sanar esos hijos, que no son tales, que viven dentro de Mi.
No son hijos de mis tierras, más bien vienen a destrozar la Esencia de Luz dentro de Mí para que no me pueda transformar.
Ahora la Humanidad debería transformarse y Yo renacer como la Nueva Tierra, donde solo vibre la Esencia más sutil del Amor.

Ayuden a despertar.
Ayuden a que puedan sacarse los velos.

Ya la gente no mira al cielo, sus corazones no vibran con la Naturaleza.
Solo miran una esencia que es corrupta, no amigable, a través de cosas armadas por humanos para tener el poderío de la Tierra. Un poderío que es de Dios.

No me cuidan más, ni ven mis atardeceres, mis amaneceres no son esperados, porque son como robots que miran creaciones inútiles que colaboran en contra del Despertar. Pantallas que los obnubilan y no pueden ver su realidad.

Ayuden al Despertar.
El Despertar de la Humanidad.

Honro a mis hijos que aún están despiertos a pesar de todo y que viven el Amor y que ven la Verdad.”

 

Símbolos de Luz ®

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¡Gracias por expandir Luz!

jueves, 18 de abril de 2024

Continua historias

 


El Rugido del Río

Un día, mientras caminaba, empecé a escuchar un sonido intrigante. Me dirigí hacia allí y descubrí que era el río Ixcán.

En aquella sección, el río se extendía en una amplia planicie, como si quisiera extenderse y abrazar todo a su paso. A lo lejos, podía distinguir el tramo más agitado, donde las aguas rugían y las piedras marcaban un descenso emocionante. Este río se originaba en las montañas y en su recorrido ofrecía rincones de serenidad antes de enfrentar desafíos en su camino. Aquel día ardiente, mis dos amigos y yo decidimos aventurarnos y sumergirnos en sus aguas cristalinas.

De vez en cuando, formaba pequeñas cascadas y rápidos. El día estaba abrasador, me lancé al agua.

Me dejé llevar por la corriente, sintiendo la emoción mientras me deslizaba como Tarzán a toda velocidad como en en las películas. Mis brazos cortaban el agua con gracia mientras avanzaba a una velocidad vertiginosa, hasta que llegué a una sección donde las piedras indicaban un descenso más pronunciado. Decidí detenerme antes de la caída y regresar con mis amigos.

El Encuentro en la Sociedad Teosófica

Mientras paseaba por la ciudad de Guatemala, me topé con un lugar que anunciaba "Sociedad Teosófica". Intrigado por el término, asociado con el conocimiento y la ciencia de Dios, decidí entrar y asistir a una reunión.

A primera vista, parecía un grupo religioso, aunque su enfoque no era estrictamente religioso. Había un líder que impartía enseñanzas y prácticas, incluyendo el hipnotismo, que me llamó mucho la atención.

Decidí aprender más sobre el tema y expresé mi interés al maestro. Él estuvo de acuerdo en enseñarme, pero primero propuso hipnotizarme. A pesar de mis esfuerzos, parecía que no lograban hipnotizarme, el maestro intentó hacerlo él mismo con el mismo resultado.

EL Maestro me pidio que fuera a un grupito de gente sentada en otra sala con una medium, me dijo que ella recibiria a un espiritu, me dijo tambien que le preguntara porque no podia ser hinoptizado

La medium entro en trance, y todos los que estaban ahi, tenian preguntas para ella y ella amorosamente les respondia

Aunque estaba allí para hacer preguntas, antes de que pudiera hacerlo, la persona se dirigió a mí y me dijo que ese lugar no era adecuado para mí, que siguiera mi busqueda en otro lugar

Aunque esta experiencia me dejó perplejo, entendí que no todos los caminos espirituales son adecuados para todas las personas. Reconocí que cada individuo tiene su propio camino y que es importante encontrar el que resuene mejor con uno mismo. Aunque la Sociedad Teosófica puede ser significativa para algunos, comprendí que no era el camino adecuado para mí en ese momento.


La Verdad en Medio del Caos

En medio del bullicio del centro de la Ciudad de Guatemala, me vi envuelto en una escena que sacudió mi conciencia. Frente al imponente palacio de gobierno, un grupo de campesinos se congregaba en una protesta que pronto se tornó tensa y cargada de emociones. La llegada del ejército marcó un punto de inflexión, transformando el ambiente en uno de caos y violencia mientras las fuerzas de seguridad dispersaban a los manifestantes con dureza.

Al día siguiente, mientras hojeaba los periódicos en busca de noticias frescas, quedé perplejo al encontrarme con un informe que desafiaba la realidad que había presenciado. Según el artículo, un grupo armado había lanzado un ataque contra el ejército, desencadenando un enfrentamiento en el que las fuerzas gubernamentales habían salido victoriosas. La discrepancia entre lo que había visto con mis propios ojos y lo que se informaba en los medios me dejó atónito.

Aquella tergiversación flagrante de los hechos me llevó a reflexionar sobre la fragilidad de la verdad en un mundo inundado de información y narrativas manipuladas. La importancia de la veracidad en la información se hizo evidente ante mis ojos, recordándome que la búsqueda de la verdad es un deber ineludible en medio de la confusión y la desinformación.






jueves, 4 de abril de 2024

Historias 3


 ¿qué es eso de Dios? ¿Qué es esta vida? ¿Por qué estoy aquí?

¿Cuál es el sentido de nacer solo para tener que morir? ¿Para qué vine? ¿De qué se trata todo esto?

Si no hay nadie que pueda darme respuestas, entonces tendré que prestar atención y empezar a vivir lo que se presente.

¿Sabes qué es lo que quiero? No, no lo sé.

Todo lo que quiero nada más es saber. Quiero cumplir algo para lo que vine. Quiero hacer lo que vine a hacer. ¿Y qué es eso? La verdad es que no lo sé. Lo buscaré.

Hijo, empaca tus cosas, haz tu maleta, nos vamos a Tampa, Florida. Vamos a buscar una casa, vamos a buscar un negocio y nos vamos a vivir allá."

Una vez allí, estuvimos trabajando con un amigo mexicano casado con una cubana en una gasolinera, poniendo gasolina y aprendiendo inglés, ya que no sabía nada de ese idioma.

Un día, recibí una carta del gobierno de los Estados Unidos, del ejército, pidiéndome que me alistara para la guerra de Vietnam.

Ese día, Felipe me llevó a una celebración de santería. La esposa de Felipe, la cubana, era santera, y en la celebración, que era como una reunión de un montón de gente en una casa, había un señor que era el santo. Era un viejito que andaba por ahí, y todos querían que viniera el santo. Para eso, pusieron música africana de tambores y, de repente, el viejito se cayó al suelo y comenzó a tener un ataque, pero solo fue un momento. De pronto, se levantó y se comportaba como un muchacho, su voz cambió y le trajeron unos puros y una botella de caña.

Todo el mundo quería hablar con él, y cuando ya había hablado con casi todos, se volvió hacia mí y me dijo: "Juanito, ven acá". Me abrazó y me dijo: "No te preocupes, tú no vas a ir a la guerra de Vietnam. Te vas a ir al norte, a un lugar cerca del mar y muy hermoso, un pueblito".

Me mandó a que me hicieran una limpia con plumas y con hierbas, y me escupieron alcohol, pasaron las ramas por todos lados y había mucho humo de incienso. Había un altar con un montón de santos y después oraron. Luego hicieron un paquetito con todo lo que dicen que me quitaron del cuerpo, lo que me dejó "limpiecito". Me dijeron que eso lo enterrara en algún lugar lejos, pero que nadie lo agarrara y lo viera, que se instalaran todas las energías negativas mías.

Luego, estando en casa, llegó un sacerdote, el jefe de los misioneros de Maryknoll de Guatemala, el padre John Breen. Me vio y me preguntó qué me pasaba, por qué estaba así. Le dije: "Es que me llegó una carta del ejército para alistarme para la guerra de Vietnam". Él me dijo: "Olvídalo, mañana mismo mando una carta y les digo que tú eres mío. ¿Quieres participar conmigo en las misiones de Guatemala?" Yo le dije: "Sí, claro, pero antes te voy a mandar a estudiar". Fue así como, me mando a Antigonish, canada, a la universidad san Francis Javier , por un año, a un lugarcito cerca del mar, muy hermoso, tal como me dijo el santo.

El padre John Breen era como mi papá. Él sabía que yo no soy católico, que había renunciado al catolicismo cuando sali del seminario, y sabía que el obispo había dicho que yo estaba excomulgado, y aún así me llevó con él.

El Padre John Breen, llego a Merida cuando comensaba, no sabia español, mi mama le enseño el español, hiba a mi casa y le enseñaba, en esa epoca yo tendria 1 o 2 años asi que mientras aprendia me cargaba y cuidaba, por eso me tenia un cariño especial como de hijo

Cuando estábamos en Guatemala, en muchas ocasiones me pedía que le ayudara en la misa. Me daba un montón de hostias y también me daba un poco de vino. Él sabía que yo solo lo veía como pan y vino, pero para él era el cuerpo y la sangre de Cristo. Aun así, el padre John Breen aceptó cómo yo pensaba y me trataba como a un hijo.

Trabajando en Guatemala, conocí a Aimé, y después de un tiempo, acabamos casándonos. Pero dos o tres años después, vimos que yo era estéril y ella quería tener hijos propios, Así que el padre John Breen, que nos casó, pidió al Vaticano una anulación del matrimonio, y el Papa dio la anulación. Así que nos divorciamos del matrimonio religioso católico, lo que se supone que no se puede hacer.


Es curioso, recuerdo muchas de las cosas que hacía en Guatemala, aunque algunas están borrosas.

Mi trabajo con los maryknoll era organizar cooperativas y Aimee era maestra ella enseñaba a leer y escribir a adultos en los pueblos, yo enseñaba sobre cooperativismo.

No tengo idea de lo que decía, pero sí recuerdo que las clases eran divertidas; contaba muchos chistes y siempre estábamos riendo. Al final de los cursos, organizábamos una fiesta. En alguna ocasión, me emborraché con todos los muchachos, tomando un licor local llamado "cusha", que era muy fuerte. Solo necesitabas tomar un poquito para emborracharte. (yo no lo sabia) sin embargo, una vez fuimos a un pueblo en la montaña, tardamos 10 horas, y nos llovio 3 veces, llegamos a las ocho de la noche, mojados y muertos de frio, el cura nos esperaba con una fogata para calentarnos y una botella de cusha, pues es medicina, la tomamos toda y nos dormimos, al dia siguiente estabamos muy bien

Uno de los tres años que viví en Guatemala los pasamos en la selva del Ixcán, entre las montañas de los Cuchumatanes, en la frontera con México. Es donde comienza el río Ixcán, que luego se convierte en el río Lacandon que luego se convierte en el Usumacinta, en Tabasco. En la selva, teníamos que viajar en avioneta con el Padre Brown, una persona maravillosa, a un lugar hermoso. Recuerdo una vez que la casa en la que nos alojábamos estaba a unos 15 minutos de un río de la meseta de un cerro donde teniamos nuestra casa y la pista de aterrizaje para nuestra avioneta, "Hilos de esperanza". Para llegar al río, teníamos que atravesar la selva. Cuando estás en las colinas, hay luz porque no hay árboles, pero una vez dentro de la selva, todo se oscurece y parece que estás en una cueva, rodeado de árboles. El camino de la casa al río duraba unos 15 minutos, y solíamos bañarnos en el río por las tardes. Sin embargo, era importante regresar antes de que bajara el sol, ya que el sendero se volvía oscuro y el camino difícil de ver.

En una ocasión, fui solo al río a bañarme y me di cuenta de que el sol estaba a punto de ponerse. Empecé a correr de vuelta a casa, pero en mi camino me encontré con un árbol que siempre había ignorado. De repente, una liana que colgaba del árbol se enredó alrededor de mí y no pude liberarme. Desesperado, empecé a pedirle al árbol que me dejara ir, prometiendo regresar al día siguiente. De repente, la liana se soltó y pude escapar. Al día siguiente, regresé al árbol y subí a explorarlo. Era un árbol impresionante, con troncos tan anchos que podías caminar sobre ellos como si fueran escaleras, y estaba cubierto de orquídeas de todos los tamaños.

En cuanto a la vivienda, construimos una casa americana utilizando madera. Cortamos árboles y cortabamos tablas para la casa. Teníamos electricidad con luces alimentadas por baterías, que cargábamos utilizando la avioneta.



Entre las Sombras de la Selva

Era un día cargado de promesas, cuando emprendimos nuestro vuelo desde la tranquila selva del campamento hacia la bulliciosa Ciudad de Guatemala. La tarde se deslizaba, apenas marcada por el tiempo, quizás las tres, o tal vez antes, el recuerdo se desvanece ante la urgencia del destino. La distancia se diluía en el vuelo, dos o tres horas entre la frondosa naturaleza y el bullicio citadino, pero primero, debíamos desafiar los imponentes Cuchumatanes.

La avioneta no podría alzarse sobre las altas crestas de las montañas, así que buscamos cañones, un pasaje entre las imponentes formaciones rocosas que se alzaban como guardianes del cielo. Encontramos nuestro camino, sorteando las barreras naturales con habilidad y precaución. La brisa acariciaba nuestras mejillas mientras avanzábamos, confiando en la destreza del piloto y en la fuerza de la máquina que nos llevaba.

Pero entonces, un cambio en el horizonte. Guatemala se oscurecía, engullida por una tempestad que amenazaba con devorarlo todo. El piloto tomó la decisión de dar media vuelta, sabiendo que no podríamos atravesar aquel manto de furia que se extendía ante nosotros. Sin embargo, la selva también se oscurecía a nuestro alrededor, la tormenta se acercaba desde el norte y el sur, dejándonos atrapados en su ira creciente.

En la penumbra que nos envolvía, el piloto reconoció la cruda realidad: estábamos rodeados por las montañas, sin llanuras a las que aferrarnos, sin visión clara de un futuro que parecía esfumarse ante nuestros ojos. La resignación y el miedo se abrieron paso entre nosotros, algunos comenzaron a llorar, otros a rezar, pero entre la desesperación, una voz se alzó con serenidad.

Mike, el experimentado piloto de Vietnam, y yo nos miramos. En aquellos ojos cansados por las vicisitudes de la guerra, encontré una calma inesperada. "Hoy es un buen día para morir", le respondí, sorprendido por la tranquilidad que había hallado en medio del caos. Era cierto, en ese momento, me sentía en paz, listo para enfrentar lo que fuera que el destino nos tuviera reservado.

La oscuridad se cerraba a nuestro alrededor, un abismo sin fin que nos preparaba para el golpe final. Pero entonces, como un destello de esperanza en la noche, las luces comenzaron a emerger bajo nosotros. Dos líneas brillantes cortaban la negrura, iluminando nuestras caras con un resplandor inesperado. Una pista de aterrizaje se extendía ante nosotros, un oasis de seguridad en medio del caos.

Descendimos con rapidez, guiados por aquellas luces salvadoras, hasta posarnos con suavidad en la pista. Al bajar, una multitud de soldados se agolpó a nuestro alrededor, rostros desconocidos iluminados por la alegría del rescate. Nos acogieron con calidez, compartiendo su comida y su hospitalidad, brindándonos refugio en medio de la tormenta.

Allí pasamos la noche, entre conversaciones profundas y risas nerviosas, unidos por el vínculo de la supervivencia compartida. Soldados y civiles, extranjeros y nativos, todos unidos por un momento de gracia en medio de la oscuridad. Y mientras la tormenta rugía fuera, encontramos un rayo de luz en la amistad inesperada que surgió entre nosotros, un recordatorio de que incluso en los momentos más oscuros, siempre hay esperanza.


Recuerdo otro día en el que caminaba por la selva y encontré un camino lleno de hormigas negras grandes. Era como una carretera de doble vía, con hormigas yendo en direcciones opuestas. empece a seguir el camino para ver el nido y estaba tan consentrado que de pronto tuve un sentimiento de una presencia, levante la mirada y encintre frente a mi un toro que al verme se echo para atras de un brinco y yo hice lo mismo, eso me causo risa y empece a reir, el toro parecio reir tambien.

Entonces segui mi camino siguiendo la carretera de las hormigas


En una ocasion, sali a las 5 am para ir a un pueblo en el ixcan, ahi estaba organizando y ayudando a las cooperativas, olvide llevar agua, llego un momento en que necesitaba descanzar, caminaba y caminaba y no encontraba un lugar para sentarme, 

seguia caminando y aparecio un lugar que era como una loma chiquita con pasto fino y una piedra, parecia un trono, una silla, sin pensarlo fui y me sente ahi!

que alivio, que rico, y ya viendo a mi alrededor, frente a mi, habia un arbol enorme seco, o por lo menos sin hojas, estaba observandolo y llegaron una pareja de tucanes, como el de la foto, se pararon en una rama frente a mi y me hicieron una reverencia ambos juntos, luego empezaron a cantar y "bailar" en todo el arbol, un hermoso show

regresaron a la rama frente a mi, se inclinaron y se fueron. Habran pasado 10 o 15 min, y me di cuenta que estaba totalmente descansado y segui mi camino


jueves, 14 de marzo de 2024

Historias (continuacion)

                                                              El Seminario

 Tenía 12 años y era un niño, un niño que quería conocer a Dios. El lugar era muy bonito y había mucha gente, tenía que vivir allí, era una escuela llamada Latinado, pues se impartían 5 años de latín. Vivíamos en unos salones enormes donde colgaban 100 hamacas, con un baño que tenía 10 sanitarios y 10 regaderas. En medio, había un cuarto del prefecto y un pasillo, y al otro lado otro salón enorme con otras cien hamacas.

De un lado de ese enorme edificio estaba el campo, con una tienda, una sala y un cuarto de ejercicios. En la sala había una televisión. Enfrente de este edificio estaba la cancha de básquetbol y más allá un enorme campo de fútbol, una piscina y árboles frutales. Era un lugar muy grande, el Seminario Conciliar de Mérida, Yucatán.

Del otro lado de los salones estaba un jardín. A un lado había una capilla, al otro lado una biblioteca enorme que tambien es un teatro, con espacios de lectura o asientos para presenciar el teatro, y las paredes llenas de libros. Allí había libros prohibidos, es decir, evangelios de otros personajes y cartas llamadas evangelios apócrifos, considerados no reales por no estar en la biblia.

Enfrente de los edificios, al otro lado del jardín, estaban los salones. Había cinco salones grandes. Hacia la izquierda de la capilla estaban los demás edificios, los tres años de filosofía y los cuatro años de teología. También había un comedor y luego la casa del rector y la salida.

Pasé 5 años en ese lugar. Todos los maestros eran sacerdotes, algunos se jactaban de ser doctores en teología. Pasé mucho tiempo preguntándoles acerca de Dios, pero nunca recibí una respuesta que pudiera satisfacer mi necesidad de conocerlo.

En lugar de eso, todos me rechazaban y me pedían que no les preguntara en la clase de religión. El maestro, al entrar, lo primero que decía era: "Juan Rodríguez, si quieres hacer preguntas, te sales de la clase". Finalmente, todos me dijeron que Dios no quiere ser visto, que para verlo hay que morir e ir al cielo, y eso sólo si te lo mereces.

Yo estaba en desacuerdo. Me decían que Dios es amor, pero no podía entenderlo. Así que me puse a estudiar la Biblia con ahínco, pues hasta los teólogos que decían conocer a Dios la mencionaban para reforzar sus afirmaciones. Sin embargo, me di cuenta de que en realidad no era conocimiento lo que profesaban, sino entendimiento de lo que habían estudiado.

Me di cuenta de que ellos no entendían nada de lo que enseñaba Jesús, y como no sabían nada, no podían mostrarme o enseñarme. Me decían que la Biblia era la palabra de Dios y que si quería conocer a Dios tenía que estudiarla, que ahí estarían todas mis respuestas, así que me puse a estudiarla.

Al estudiarla, me di cuenta de que contaban que Dios se aparecía y platicaba con los profetas, y ellos lo veían y hablaban con él. ¿Qué pasó? ¿Por qué hoy él no quiere aparecer? ¿Tengo que ser profeta? ¿Qué tengo que hacer para ser profeta?

En la clase de religión, estudiábamos la Biblia todos los días. En realidad, estudiamos el Nuevo Testamento, no sé los demás. Yo estudié toda la Biblia, pero no me daba ninguna claridad, no entendía nada, todo era muy confuso.

El Nuevo Testamento me encantó, pues crecí siendo amigo de Jesús. Él estaba siempre conmigo, y me encantó saber más de él. Leyendo los evangelios y escuchando las lecciones de mis maestros, había muchas cosas que me daba cuenta de que eran importantes y que necesitaba entender, pero de alguna manera no podía entenderlas, y los maestros ni siquiera parecían comprender lo que significa entender.

Jesús estaba en un pozo y pidió agua a una samaritana, algo que según las costumbres del lugar no se hacía, sin embargo, lo hizo y hubo una plática entre los dos. Él le dijo a ella que él podía darle un agua que al beberla, nunca más tendría sed. Esto era muy importante para mí, pero no entendía qué significaba. Recuerdo que me dijeron muchas cosas, pero una cosa sí recuerdo: me empecé a dar cuenta de que no tenían idea, no sabían de qué hablaba Jesús.

Estuve 5 años en el seminario, 5 años estudiando y tratando de saber y entender, y cada vez me di cuenta de que nadie sabía nada de lo que realmente enseñaba Jesús, la razón por la que hacía todo lo que hacía.

Explicó que el rostro de Dios es Luz. También explicó que el lugar para conocer a Dios es en el Reino de los cielos, por eso todos creen que hay que morir para ver a Dios. Sin embargo, también explicó que el reino de los cielos está dentro de nosotros.

Pregunté qué significaba esto a los sacerdotes, a los teólogos, y ellos decían que era una metáfora. ¿Ok, qué le vamos a hacer? Los teólogos me daban todas sus explicaciones, pero no había un entendimiento, ni un sentimiento de saber, simplemente eran palabras.

No entendíamos nada, pero me daba cuenta de que estos dichos tenían algo que era importante saber. Jesús decía: "Vengo a revelar la verdad que te hará libre", y yo sé que esa verdad que él revela es la experiencia que me va a dar el entendimiento y el conocimiento, el saber que Dios es luz y que él es una fuente que nos quita todas las dudas y toda la sed.

La verdad es que desde el primer año me di cuenta de que Jesús es un personaje real y que la religión es una institución falsa que utiliza la necesidad de entender la vida y la creencia de las personas, y repito creencia para sus propios fines.

Cuando al final del primer año le dije a mi prefecto que dejaría el seminario, el padre empezó a hablar sobre el cielo, el pecado y el infierno, entre otras cosas de las que yo no sabía nada. Me hizo dudar y en la duda no podía avanzar, así que decidí quedarme. Durante ese año, estudié mucho y me fui familiarizando con todo, y me gustó estar allí. Así pasaron los años, hasta que llegó el momento de pasar a la filosofía, y yo ya no tenía ninguna duda de que las enseñanzas y creencias de la religión eran todas falsas en cuanto a la verdad de Dios.

Nada de lo que ellos creían relacionado con Satanás, el infierno y el castigo es real. Todo eso era una creencia muy arraigada que, quien la inventó, sumió a gran parte de la humanidad en un círculo de perdición, no de castigo, sino de sufrimiento. Me di cuenta de que solo existe un camino para salir de ese círculo, y si es verdad, podría decirse que ese camino es Jesús, porque Él es considerado como la encarnación del Amor. Él es el Amor, y el amor es el único camino hacia la Salvación.

Salvación... ¿De qué? De la creencia arraigada de la religión, del círculo de perdición. Y así dejé el seminario. Como no me permitían salir por la puerta, y mi padre no iría a buscarme, empaqué mis cosas, muy pocas, ropas, y salté la barda para irme caminando a casa. Cuando llegué allí, mi padre me dijo que me llevaría de regreso al seminario, y yo le dije:

"Papito, debes entender que no regresaré al Seminario, y también debes saber que renuncio a la religión Católica, a la cual reconozco como una mentira, un invento."

Se asustó mucho y fue a ver a su mamá, que convocó al arzobispo de Mérida, que era Castro Ruiz, creo, a un monseñor, el sacerdote de Fátima, nuestra parroquia, el padre López, y a las tres hermanas monjas de mi padre. Me sentaron frente a ellos y trataron de convencerme de que estaba confundido y que debía pensar las cosas mejor, de lo contrario, quedaría excomulgado en pecado mortal. Les contesté y les expliqué que Jesús es un maestro real, que es la encarnación del Amor, y lo demostró en su sacrificio. En medio de la tortura y el sufrimiento, su amor infinito afloró en una oración a nuestro Padre cuando dijo: "Perdónalos, Padre mío, porque no saben lo que hacen". Jesús es la personificación del Padre, la sustancia universal.

Finalmente, el arzobispo me dijo que, con mucho dolor, viendo que ya había tomado una decisión, daba por terminada la plática y que yo quedaba, a los ojos de la Iglesia, excomulgado y expulsado de la Iglesia Católica.

Así comenzó una nueva vida

Imagínate qué estás debajo del agua aguantando la respiración y ya estás apunto de reventar ya no soportas más y finalmente sales a la superficie Tomás el aire y sientes felicidad, ese es el sentimiento que sentí el día en qué fui considerado excomulgado, fuera de toda la ideología de la iglesia católica, y de la religion Cristiana, estamos hablando del concepto de Dios,. estamos hablando del cielo y estamos hablando del infierno y obviamente del pecado. Liberado totalmente de esas ideas, una libertad increíble una felicidad asombrosa, un sentimiento de unidad al señor, al amor, a la vida, a la gracia y así comenzó mi nueva vida, libre como el viento.

Causa y efecto (karma)


 La persona verdaderamente espiritual es 

Alguien que sabe que es la causa y no el efecto en la vida.

 En términos prácticos, esto significa que nadie es capaz de hacerte nada, porque solo tú creas tu realidad. 

En la medida en que nos esforzamos por ser seres humanos conscientes y compartidos, la incapacidad de perdonar a los demás es una negación completa de las leyes del universo.

Cuando te aferras a la ira, el resentimiento y la culpa, estás pasando por alto una lección importante: la esencia del perdón radica en comprender que realmente no hay nada que perdonar. 

Nadie te ha hecho daño, ni puede hacerte daño jamás. Todo lo negativo en tu vida es un efecto de una semilla negativa que plantaste en esta vida o en otras vidas.

 La única manera de eliminar estas semillas antes de que echen raíces es dejarlas ir y confiar en la Luz. 

¿Recuerdas la Luz?

Esto no significa que debas recostarte y permitir que te pisen, te usen y te tiren a la basura. 

Por el contrario, cuando traigas Luz a tus acciones, se volverán muy efectivas. 

 Deja ir el pasado. Deja de lado los rencores. Si estás atrapado en lo que te ha sucedido, te vuelves resentido, infeliz y pesimista.

 Piensa en las personas felices y sanas que conoces. Lo más probable es que sean ellos los que están enamorados de la vida, porque saben cómo dejar atrás el pasado, seguir adelante y vivir el momento